miércoles, 20 de febrero de 2013

Doy gracias a Dios

Los cristianos damos gracias a Dios todos los días de nuestra vida pues reconocemos que Él es quien nos la da y por Él recibimos todas las bendiciones que tenemos. Yo doy gracias a Dios pues me ha permitido vivir lleno de amor, cariño y afecto de tantas y tantas personas que me conocen a las cuales también agradezco, en especial a mi amada esposa Carmen quien ha sido más que una fiel compañera.

Hoy me encuentro afectado por una condición llamada Esclerosis Lateral Amiotrofica, {ELA). Según los médicos, solo me daban de tres a cinco años de vida. (llevo nueve años hasta el 2013).

Al día de hoy, me mantengo confiado en las Promesas de Dios y a pesar de no haber sido sanado aún, creo que Él tiene todo poder para hacerlo si así es su Santa y Perfecta Voluntad.

¿Cómo estoy? Pues no tengo muchas fuerzas, caminar se me dificulta y lo hago ayudado por otros o asistido por un andador o el sillón de ruedas. Estar fuera de la cama me causa dolor en las coyunturas de los brazos y piernas. Cuando me pongo de pie, es difícil mantener el equilibrio aun asido del andador. Siento el cuerpo como adormecido. Comer es una odisea pues me atraganto fácilmente y me fatigo en el proceso. Mi esposa me hace todo en puré con un sistema que tritura todo hasta convertirlo en crema, de esa manera lo puedo ingerir sin ahogarme. Respirar también se dificulta por causa del exceso de saliva que producimos y tapa las vías respiratorias. Uso un Vi-pap para ventilarme cuando estoy en la casa y tengo otros equipos para ayudarme en caso de necesidad respiratoria. No tengo fuerzas para vestirme, abotonar los botones, bañarme, sujetar cualquier objeto y hacer aquellas cosas básicas y simples que antes hacía, pero aun manejo el auto, voy a la iglesia, al programa de radio “ Dios te escucha”, de lunes a viernes, donde mi esposa participa junto a la pastora Noelia y los Intercesores del Rey nuestra Iglesia, voy de compras y hago visitas a mis familiares cercanos.

En medio de todo, doy gracias a Dios pues me ha enseñado que no importa si no tenemos lo que deseemos o la salud que esperamos, Él siempre está con nosotros y nos ayuda. Ahora entiendo ese pasaje bíblico de Habacuc 3:17-19, donde dice;

“Aunque no den higos las higueras, ni den uvas las viñas
ni aceitunas los olivos; aunque no haya en nuestros campos
nada que cosechar; aunque no tengamos vacas ni ovejas,
siempre te alabaré con alegría porque tú eres mi salvador.
Dios mío, tú me das nuevas fuerzas; me das la rapidez de un venado,
y me pones en lugares altos."

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