jueves, 21 de julio de 2011

Mi versión personal del Salmo 27.

Jehová ha sido, es y será mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová ha sido, es y será la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
2 Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos,
Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.

3 Aunque un ejército acampó contra mí,
No temió mi corazón;  Aunque contra mí se levanto guerra,
Yo estube confiado.

4 Una cosa demande a Jehová, ésa busqué;
Estar en la presencia de Jehová todos los días de mi vida,
Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.

5 Porque él me ha escondió en su tabernáculo en el día del mal;
Me ocultó en lo reservado de su morada;
Sobre una roca me ha puesto en alto.

6 Ha levantado mi cabeza sobre los enemigos que me rodeaban,
Y yo sacrifique en su tabernáculo sacrificios de júbilo;
Canté, cantaré y entonaré alabanzas a Jehová.

7 Ha oido Jehová, mi voz con que a el he clamado;
Ha tenido misericordia de mí, y me ha respóndido

8 Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro.
Tu rostro he buscado y buscaré, oh Jehová;

9 No escondio su rostro de mí. No me apartó con ira;
Mi ayuda ha sido. No me dejó ni me desamparó, Dios de mi salvación.

10 Aunque mi padre y mi madre me dejaran,
Con todo, Jehová me recogerá.

11 Me enséñó, Jehová, su camino, Y me guió por senda de rectitud
A causa de los enemigos.

12 No me entregó a la voluntad de los enemigos;
Porque se levantaron contra mí testigos falsos, y los que respiraban crueldad.

13 Hubiera yo desmayado, si no hubiera creido.
He visto la bondad de Jehová aquí en la tierra de los vivientes.

14 Aguarde a Jehová; me esforcé, y se alentó mi corazón;
Sí, esperé a Jehová. Y él me respondio.

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