domingo, 19 de febrero de 2012

Nada malo me va a ocurrir...

Cuando somos niños, adolecentes, jóvenes, adultos jóvenes o estamos bien de salud no pensamos en que algo malo nos pueda ocurrir. Vivimos la vida a nuestra manera, los que somos cristianos o pertenecemos a alguna religión nos refugiamos en esas creencias pero muchas veces no profesamos sinceramente una adoración a Dios como él se merece... hasta que nos llega el momento. Los que dicen no creer en nada, (mentira para ocultar sus temores), se encierran en esa forma de pensar rechazando todo lo que suene a religión.

Pero sea cual sea nuestra fe o nuestra manera de pensar, creemos que a nosotros nunca nos pasará una situación difícil, una enfermedad o que llegara incluso la muerte. No es hasta que estamos en medio de ella, o estamos viejos y vemos irremediablemente que todo se acaba, que nos ponemos a pensar en que ha pasado el tiempo, nos descuidamos y en otras tantas cosas que lamentablemente ya no podemos cambiar.

No digo que sea así siempre, pero cuando nos viene una situación en que no podemos nosotros resolver por nosotros mismos recurrimos entonces a Dios para que nos ayude y Dios es tan bueno que siempre nos ayuda.

Cuando recurrimos a Dios para que nos ayude, nos de fuerzas para seguir adelante y nos llena de su amor. Dios es tan bueno y amoroso que nos ayuda siempre que venimos a él a pedir su socorro. Por eso envió a Su Hijo Amado, Jesucristo, a morir por nosotros y al resucitar nos dio la llave de la vida eterna junto a Dios.

El envió a su hijo para darnos paz, salud y sobre todo la promesa de volver a buscarnos para darnos Vida Eterna.

Deseo señalar tres textos de la Biblia, Palabra de Dios, que reafirman ese amor incondicional de Dios que nos da la paz que necesitamos aun en medio de nuestra condición de alejamiento de Él y de no quererle aceptar, cuando creemos que estamos “bien”

En Juan 14:2 al 4 dice Jesús: ”En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. 3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. 4 Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.

En Juan 14:6 dice: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” ,

Y en Juan 6:37b dice: “y al que a mí viene, no le echo fuera.”

Estas palabras nos aseguran el camino y demuestras el inmenso amor de Dios por todos los hombres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario