La Biblia dice que Job, abrumado por el dolor físico y emocional, buscó sus propias respuestas. No entendía lo que estaba sucediendo a su alrededor. Aprendamos a no preguntar, ¿Por qué? Mantengamos nuestra confianza en el Señor, aunque no alcancemos a comprender lo que nos está ocurriendo.
Al final del camino Job, en confesión y arrepentimiento, acepta su situación, renuncia a la búsqueda de la respuesta al ¿Por qué? y exclama “…Yo hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía… me arrepiento en polvo y cenizas” (42:3, 6). Su situación permanecía intacta, pero su corazón había sido transformado. Reflexionemos en lo que Dios desea transformar en nuestras vidas y perseveremos en la prueba...
Tomado del escrito de la Pastora Madelyne Figueroa para el boletín "El Vigía" de la Primera Iglsia Bautista de Carolina.
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